jueves, 8 de abril de 2010

¿Quién será? (III)

Este monje tibetano será un americano que nacería en Nueva York. Se licenciaría en la Universidad de Harvard, la mejor escuela, y después de graduarse trabajaría durante dos años con Goldman Sachs, el mejor banco. Trabajaría mucho porque el puesto exigiría mucho. Sería normal trabajar todos los fines de semana y cada semana laboral pasaría un mínimo de 80 horas en la oficina pero muchas veces muchas más horas. Seguro que no tuvo una vida fuera de su vida profesional. Quizá tuviera una prometida pero ella no pudiera soportar su horario laboral y se sintiera sola. Tal vez lo dejara. Después de dos años, aunque ganaría un montón de dinero, él mismo no podría soportar este estilo de vida y dejaría su puesto.

Estaría empleado durante unos meses durante el cual pasaría todos los días pensando en qué debió trabajar. Viajaría mucho e iría al Tíbet donde visitaría y se quedaría en un monasterio. Después de pasar diez días con los monjes allí, se daría cuenta de cuán feliz estaba y decidiría mudarse al Tíbet y unirse a ellos y dejaría la vida materialista.

Ahora estará mucho más contento con su vida y disfrutará la vida tranquila sin ningún estrés. Se alegrará de donar al monasterio todos sus ahorros. Tal vez su ex prometida habrá ido a visitarlo y al descubrir cuán diferente es hoy en día, le habrá pedido que volvieran pero la habrá rechazado. Su día cotidiano incluirá oración, meditación y estudio. Hablará tibetano, chino y latín para poder estudiar textos de otros idiomas. Será mentor de los estudiantes del monasterio y los guiará en su estudio. Cada monje tendrá unas tareas dentro del monasterio. Tal vez las suyas incluyan cultivar verduras, y limpieza. Pero cuando ocurran desastres, viajará allí para ayudar las víctimas para distribuir comida y para rezar. Seguramente reza por nosotros, por la humanidad. Comerá sólo arroz y vegetales hervidos sin sal.

Si me viera, se sentiría mal por mí ya que ahora estoy buscando trabajo en la misma industria que dejó. Seguramente rezaría todavía más por mí, deseando que deje de trabajar en esta maldita industria pero sabrá que no voy a hacerle caso. Yo le recordaré la razón por la que eligió ser monje y tendrá la seguridad de que ha tomado la decisión correcta. También se identificará conmigo ya que soy de Nueva York y soy asiática.

Cindy

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